DIARIO
DE LA
EXPEDICION DE 1822 A LOS CAMPOS DEL SUD
DE
BUENOS-AIRES,
DESDE
MORON HASTA LA SIERRA DE LA VENTANA
AL MANDO DEL CORONEL
D. PEDRO ANDRES GARCIA.
CON
LAS OBSERVACIONES, DESCRIPCIONES Y DEMAS TRABAJOS CIENTIFICOS,EGECUTADOS POR EL OFICIAL DE INGENIEROS

D. JOSE MARIA DE LOS REYES.

Primera Edicion.
BUENOS-AIRES.
IMPRENTA DEL ESTADO.
1836.{I}


DISCURSO PRELIMINAR
AL DIARIO DE LA
EXPEDICION A LA SIERRA DE LA VENTANA.


Hemos sido generosos en franquear nuestras páginasá los trabajos inéditos del finado Coronel D. PedroAndres Garcia, porque en todos ellos resalta un talento deobservacion, fortificado por la experiencia, y una perseverancia,sostenida por el deseo de ser ùtil al pais que habiaadoptado. Cuanto mas se agolpaban las dificultades, tanto mayor erasu ahinco, y mas acerado el temple de su patriotismo. Penetrado dela necesidad de ensanchar los límites de esta provincia, seofreciò á entrar en relaciones amistosas con losindios, para estudiar su índole, ponderar sus recursos yadquirir un conocimiento práctico de los parages queocupaban.

Buenos-Aires, cabeza entonces del vasto vireinato de estenombre, yacia en un rincon de las pampas, rodeada de unospocos fuertes, que formaban como una línea de circunvalacionà menos de treinta leguas de sus arrabales; y Chascomus,Lujan y Salto marcaban los límites territoriales de unaciudad, cuya jurisdiccion se extendia hasta el Desaguadero.

Tal era el estado de nuestra frontera en 1768, cuandodejò el mando Bucareli, hombre activo, pero ocupadoexclusivamente en dar {II} cumplimiento á la cédula deexpulsion de los Jesuitas. En los últimos dias de suadministracion, D. Manuel Pinazo, gefe del cuerpo de blandenguez,notò la inseguridad de la campaña, y aconsejòque se ocupase Camarones, los Manantiales de Casco y la Laguna delCarpincho: pero los pilotos Pavon, Eguia y Ruiz, contestando alVirey Ceballos que les habia encargado de elegir puntos ápropósito para fuertes y poblaciones, opinaron que debiaavanzarse hasta las Lagunas de los Huesos, del Trigo y del BragadoGrande.

Estos proyectos, que tendian à alejar los salvages de lasinmediaciones del Salado, fueron desechados por Vertiz, que secontentó con añadir á los fuertes existenteslos de la Guardia del Monte y de Rojas, interpolando entre elloslos fortines de Ranchos, Lobos, Navarro y Areco. La ineficacia deestos arbitrios se manifestò en la invasion de 1780, en quelos indios penetraron por Lujan, sin hacer caso de los elementos dedefensa tan penosamente amontonados al rededor de nuestrosestablecimientos.

Entretanto se celebraban parlamentos con los caciques, parainducirlos à que dejasen pasar las expediciones que costeabael Cabildo para cargar sal en la Laguna de Salinas. ElMaestre de Campo Pinazo,[1] elmismo de quien acabamos de hacer mencion, dirigió tres deestas expediciones en el espacio de pocos años[2];--la última de ellas muyremarcable por haber proporcionado à D. Pablo Zizur laoportunidad de determinar astronomicamente varios puntos ignorados.Al mismo tiempo otros facultativos recorrian la costapatagónica para reconocer sus puertos, y el Gobierno tomabamedidas eficaces para establecer un camino militar entre BuenosAires y el Fuerte del Carmen en el Rio Negro.

Estos trabajos, que anunciaban el deseo de ensan

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