DE
que los indios llamaron capaccuna,
que fueron señores de la ciudad delcuzco y de todo
lo á ella subjeto,
escrita por
publícala
MÁRCOS JIMÉNEZ DE LA ESPADA.
MADRID.
IMPRENTA DE MANUEL G. HERNANDEZ,
Libertad, 16 duplicado.
1880
[Nota del transcriptor: la ortografía del original no ha sido corregida ni modernizada.]
Desde que por los años de 1607 el erudito dominico fray Gregorio Garcíadió noticia en el proemio y cap. VII del libro último de su Orígen delos indios de la historia hecha por Juan de Betánzos del principio,descendencia y sucesion de los Incas y de sus guerras y sucesos hasta laentrada de los españoles en el Perú, añadiendo que la tenia en su podery le habia ayudado mucho para aquel su escrito, no creo que nadie sehaya ocupado en ella ni dado cuenta de su paradero con posterioridad ála muerte de García, acaecida en su convento de Baeza. Salvo la ligeramencion que les merece á Leon Pinelo y Nicolás Antonio, y esa dereferencia á lo que dijo el dominico, el libro de Betánzos no vuelve ásonar hasta nuestros dias, citado dos ó tres veces, y no con distincion,por Prescott en su Conquista del Perú, entre los materiales de que sesirvió para recomponer ó fantasear el pasado de aquella vastísimamonarquía. Pero el título bajo el cual hace sus cortas citas, demuestraque el manuscrito que tuvo á la mano no es el de fray Gregorio, originaló copia, sino un traslado de la que existe en el mismo códice L j 5 dela biblioteca del Escorial que guarda anónima la Segunda parte de lacrónica del Perú de Cieza de Leon, y que el célebre historiadornorte-americano recibiria probablemente con otro traslado de esa segundaparte, endosada por quien lo sacó de los papeles del lord Kingsborough áJuan de Sarmiento, y remitido de Lóndres por Mr. Rich; y á la copia dellibro de Betánzos existente en el Escorial, le falta mucho, pordesgracia, para estar completa. Por lo ménos, tal como yo la hallé elverano de 1875 en un grueso volúmen encuadernado largos años atrás y contodos sus fólios—y presumo que de igual suerte la hallaria el que sacóla copia para Kingsborough—constaba solamente de los principios y delos diez y ocho primeros capítulos, el último incompleto.
Y no es eso lo peor, sino que, en mi entender, dicho fragmento, aunqueconsiderable, es lo único que hoy se conoce de la Suma y narracion delos Incas. El silencio de los bibliófilos y de los cronistasdominicanos, por una parte, y por otra el ningun resultado de misgestiones en busca del MS., que tuvo y aprovechó fray Gregorio, y queseguramente legaria al convento donde murió, son indicios de malagüero.
Ahora, lo que conviene examinar, con vista de estas fatalespresunciones, es si aquellos principios y capítulos valen la pena de serpublicados ántes y con tiempo, ó si será preferible esperar á queparezca lo restante, y, con todo junto, formarse cabal idea de laimportancia de la obra y mérito del autor y decidir entónces si merecenel honor de la estampa.
No negaré que en estas cosas, como buen español, peco de impaciente;pero, ¿y si Betánzos tuviera que aguardarse por los siglos?, que bienpudiera suceder. Además, por lo que hace á los restos de su tratado, yolos creo de